jueves, 20 de octubre de 2005

El delirio de Bill Murray



Efectivamente el martes fuimos a ver la película de Jarmusch, una secuencia de cortos que tenían en común el uso de blanco y negro, el café y los cigarros. Divertidísimo. Especialmente porque los actores actuaban con sus propios nombres y porque cada corto narraba una extraña situación que de alguna u otra manera, era familiar. Uno de los cortos más divertidos es el diálogo que sostienen Alfred Molina y Steve Coogan, cuando Alfred (Diego Rivera en Frida, Dr. Octopus en El Hombre Araña 2, el loco delirante heroinómano de Boogie Nights, el chiíta marido iraní de Sally Field en "No sin mi hija") descubre que Steve Coogan, el Tony Wilson de 24 Hour Party People es su lejano primo (OJO con subestimar las amables ofertas de otros). Buenísimo.

Pero el que siempre nos sorprende, aunque sea en pequeños papeles... es el viejo Bill, que nunca deja de ser él mismo en cada película que participa. ¡Cómo olvidar El día de la Marmota! (Con esa pegajosa cancioncilla de Sonny Bono y Cher) o "¿A quién vas a llamar? Ghostbusters!" y para qué hablar de Perdidos en Tokio, una verdadera poesía del perderse en uno mismo y también en el mundo. Sigo pensando que el Oscar debería haber sido para Bill, siempre loco y delirante, siempre ácido y un poco perdido.

No se olviden, Bill aparece en la película de Jarmusch en el corto "Delirium". Muy apropiado para él.

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