La locura de inventar al última hora un viaje de mini-vacaciones. Conseguirse el auto con la madre solidaria, comprar unos pocos dólares, un obligado seguro para viajar fuera en auto... ¡Y partir a Mendoza en auto!
El problema es que al parecer no fuimos los únicos ocurrentes... horas en la aduana argentina... (en fin, era de esperarse) para luego literalmente correr a toda velocidad para agarrar una cama disponible en la ciudad.
Recorriendo Hoteles era el título de la canción. Ni nuestras caras exhaustas, ni nuestras súplicas explícitas, ni nuestro carisma chileno... ni siquiera los intentos de soborno para apoderarnos de una reserva (ñej ñej) lograron obtener un colchón en la ciudad. 
No habíamos comido desde las 8 de la mañana, eran las 6 de la tarde en Argentina, y el hambre estaba causando estragos en la comunicación de pareja. Algo había que hacer antes de que la desesperación se apoderara de nosotros. Pero ya nos habíamos obsesionado con la idea de encontrar una habitación, así que la comida tendría que esperar. Sin mayor información ni esperanza nos dirigimos hacia la salida sur de la ciudad, y sin querer queriendo, nos acercamos a Luján de Cuyo...
(Continuará...)
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